No me gustas por lo que eres sino por lo que soy yo cuando estoy contigo.¡Felicidades Erika!♥

Cuentan que hace algunos años nació la princesa más bella que el pueblo vio jamás, Y cómo no, una bella princesa se merece un bonito nombre, así fue como a partir de ese momento aquella preciosa niña pasó a llamarse Erika. Dicen que era una niña muy alegre, sociable y que producía sonrisas nada más cruzar el arco de la puerta, desgraciadamente nuestra otra protagonista, no estuvo allí para verlo, no obstante pronto apareció. La princesa Erika, a sus cuatro años cambió de rango, pasó de princesa bella a Reina, su reina. ¿Y por qué? se preguntaban todos, ¿Por qué esa niña tan bella obtuvo el nombre de reina? ¿Así sin más? Hasta dentro de unos cuantos años más nadie supo nada. Mientras tanto, Mayte la pequeña descendiente de Erika aprendía del oficio, también fue muy alegre, amistosa y risueña, todo el mundo sabía que era por herencia, la reina Erika le había enseñado eso y mucho más, que según iba creciendo, iba haciendo estragos. Fueron pasando los años, y un día irremediablemente, sus vidas cambiaron para siempre, no sé que fue, pero sabios de aquel
pueblo dicen que fue obra de una estrella que aún sigue en el firmamento guardando y protegiendo
las almas de la bella reina y la pequeña princesa. Y preguntaréis ¿qué fue ese milagro?¿qué cambió?
Pues veréis de repente la relación que existía entre estas dos personas fue afianzándose más, cada
segundo de sus vidas un poquito más, hacían todo juntas, y aunque la reina era más mayor que la princesa, cuando las dos estaban juntas, era como si no pasar el tiempo, como si nada cambiara en esos instantes, eran ellas dos contra el mundo.Y aún el día de hoy la gente del pueblo dice que siguen tan unidas como el primer día, que las secuelas de la vida no impiden que sigan juntas, al contrario, hacen que
sus vidas dependan de la otra, que se quieran como nadie en el mundo sabe querer. La pequeña princesa Mayte siempre dice que eso será para siempre, y la bella reina Erika lo confirma, pero solo el destino sabe que sucederá, pero vamos, que eso ya es otra historia.


Muchísimas felicidades reina de mi castillo, te quiero muchísimo y siempre será así.